Las telecomunicaciones se incorporan en las empresas con intención de permanecer y con la voluntad de ser una herramienta necesaria, vertebral, de la actividad de la empresa. Es frecuente que un sistema de telecomunicaciones, y no importa demasiado de qué tecnología (wifi, telefonía, videoconferencia, un enlace de radio, o una red de fibra óptica) se instale en fase de pruebas, como una nueva experiencia, con el objetivo de llegar a profundizar en su utilidad, y en pocas semanas, o meses, se convierta en algo necesario, y pase a formar parte de las infraestructuras básicas de la empresa, tan necesarias como el suministro de electricidad, o el de agua potable.
Llegado a este punto es necesario asegurar el funcionamiento sin interrupciones del sistema. Una parada del sistema afecta a la productividad de la organización, con unos costes directos de sustitución y reposición del servicio, y unos costes indirectos por pérdida de oportunidad. Por ejemplo, ¿Cuál es el valor de una jornada laboral entera sin servicio de telefonía? ¿Qué gasto extra supone sustituir el servicio de telefonía, y cuántas oportunidades comerciales y pedidos se pueden perder en un día sin comunicaciones telefónicas?
El aseguramiento de la continuidad del servicio empieza en el proceso de compra, primero eligiendo un diseño que cumpla los requerimientos del proyecto, utilice la tecnología adecuada, con el precio justo; después eligiendo materiales de calidad, de fabricantes reconocidos, de los que comprometen su marca en cada producto suministrado; y finalmente con la elección de la empresa de servicios encargada de poner en marcha el sistema. El instalador es el responsable de implementar el sistema en toda su capacidad, configurar adecuadamente, hacer las pruebas y ensayos de funcionamiento, y realizar la necesaria formación del usuario. En sus manos está buena parte del éxito del proyecto.
Y una vez instalado se debe contratar el servicio de mantenimiento necesario, de acuerdo a los requisitos de continuidad. Si el sistema es de importancia menor, como puede ser unas cámaras en la zona de producción instaladas con motivos básicamente disuasorios, la garantía del fabricante junto con la garantía de la instalación son suficientes. Pero si el sistema está en el corazón de la organización, como es el sistema de telefonía, un enlace de fibra entre oficinas y la planta de producción, o los switches del CPD, la garantía no es suficiente. La garantía del fabricante, al contrario que el mantenimiento, no nos asegura disponer de equipos de sustitución o piezas de repuesto en un plazo concreto. La garantía de la instalación, al contrario que el mantenimiento, no compromete a la empresa de servicios a disponer de recursos humanos y técnicos para ofrecer un tiempo de respuesta adecuado a la criticidad del sistema. Con la garantía, y sin mantenimiento, ponemos la continuidad del servicio en manos del azar, y la buena voluntad de las personas.
Telex ofrece mantenimiento de sistemas de telecomunicaciones, instalados o no instalados por nosotros, con tiempo de respuesta de cuatro horas o menor, horario laboral o festivo, con o sin reposición avanzada de equipos, opción de mantenimiento preventivo, y siempre con el objetivo final de maximizar el tiempo de servicio del sistema, evitando la posibilidad de averías, y reduciendo el tiempo de parada en caso de interrupción. Los responsables de IT deben elegir entre la tranquilidad del mantenimiento, o la osadía de la garantía.